lunes, 10 de noviembre de 2008

Problemas, pero no de matemáticas

Los trastornos del aprendizaje y la conducta afectan a más del 15% de la población infantil.

No quiere leer delante de sus compañeros por miedo al ridículo. La asistencia al colegio le representa un reto. Cuando tiene que leer, llora. No le gusta escribir, se 'come' letras. Tiene muchos miedos, se siente inseguro. Parece como si hubiera tirado la toalla y renunciara a aprender. A pesar de los castigos, no cambia. Los premios tampoco funcionan.

Todas estas frases forman parte de la historia clínica de niños con dislexia, uno de los trastornos de conducta o aprendizaje más frecuentes, pero no el único. Los conoce bien el doctor Josep Artigas, neuropediatra y psicólogo del Centro Psyncron y coordinador del II Curso de Trastornos del Aprendizaje y de la Conducta celebrado en Barcelona.

Las reflexiones de los niños afectados por otros problemas de este tipo son estremecedoras. "Por la cabeza de un niño con trastorno por déficit de atención o hiperactividad aparecen frases como: 'se me acaban las pilas', 'es como si tuviera agujeros en el cerebro y se me escapan las ideas' o 'creo que soy tonto'. Tampoco es excepcional en estos últimos una reflexión drástica: 'la vida no vale nada", asegura. Y no para aquí, el experto añade que aquellos que tienen trastornos del lenguaje, dirían todo esto o más, pero su cerebro no les ofrece las palabras y frases para expresarlo. "Entonces explotan de rabia y nadie sabe por qué", añade. Mientras, los que tienen problemas con el cálculo pasan la vida contando con los dedos. Les horrorizan los números", insiste.

Es un buen resumen de los casos que lleva viendo en su consulta media vida. No en vano, este tipo de alteraciones son más comunes de lo que se pensaba inicialmente. "Se estima que afectan a entre un 15 y un 20 por ciento de los niños", asegura.


Tratamiento multidisciplinar

Un correcto abordaje de estos problemas consigue mejorar la situación. Para empezar, considera que es fundamental adaptar las condiciones de enseñanza a lo que pueden dar de sí. Artigas aboga por un tratamiento multidisciplinar que, en los casos necesarios, no excluye la farmacología disponible, aunque su manejo requiere "prudencia y pericia". El balance riesgo-beneficio debe estar siempre holgadamente en el lado favorable, en opinión del experto.


Atención en las escuelas

¿Hasta qué punto el sistema actual de enseñanza atiende a los niños con estas dificultades? Para el doctor Artigas la respuesta es muy variable: "El factor decisivo es el maestro, implicado en entender el problema y aplicar algunos conocimientos y muchísimo sentido común". Existen muchas áreas de mejora. Una de ellas, la formación inicial y continuada de los profesores en los trastornos del neurodesarrollo: déficit de atención e hiperactividad, dislexia, discalculia, espectro autista, lenguaje, etc. También deben aprender a gestionar el acoso escolar, la peor lacra en las escuelas para el neuropediatra.

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